viernes, septiembre 14, 2007

No cambies, ¡¡¡vales mil...!!!

Allí estaba yo, cómodamente sentado en mi oficina de Santa Fe, pensando como demonios iba a poder reducir el 8% al presupuesto general de lo que resta del año si estamos cortos de lana para el proyecto de stands en el norte del país; cuando oigo que tocan la puerta. “¿Se puede?”. Si, era ella, con ese timbrecito de voz como de niña consentida asomándose a mi privado. No tenía ni tiempo ni ánimos para ver a nadie pero ya qué. “Adelante, pasa”. Yo estaba sentado, de espaldas, intentando resolver lo que, hasta aquel momento, era lo más complicado y difícil para mí, ¡gran error, viejo!.

“Si estás muy ocupado lo podemos dejar para más tarde”, musitó con un tono que no me agradó cuando toda ella es tan desparpajada. “No, dime. ¿Qué pasa?” le dije sin voltear a verla y esperando despacharla pronto. “Pues… no sé cómo decírtelo… es que…” arrastraba las palabras y yo con tantas broncas. “Vamos, ¿Qué puede ser tan difícil que no me lo puedes decir? Mientras no me digas que estás embarazada…” Le dije en tono medio sarcástico. Siempre había cuidado mucho esa parte para que no me ‘colgaran milagritos’, además ya hacía algunas semanas que ‘nada-de-nada’ con La Peque. Yo seguía ensimismado en mis pensamientos, sin moverme del sillón, cuando su silencio me desconcertó, volví la vista para verla cabizbaja y más roja que un jitomate, ¡sentí que se me subieron hasta la garganta! Y luego, luego el maldito ‘hoyo en el estómago’, ese dolor que te provoca la pinche gastritis, si desde cuando me están mandando al médico pero de sólo imaginarme que de entrada me va a quitar el alcohol, el café y el cigarro, ¡paso!.

¡¡¡Uta madreeeeeee!!! ¡Noooooo! ¡La Peque no podía salirme con ESA!. “¿Estás segura...” le pregunté pausadamente, guardándome la frase “...de qué es mío?”, tampoco podía ser tan gandalla y decírselo así como así. “Si, estoy segura. Me lo confirmó el médico ayer por la tarde”. ¡No me chingueeees! Pero cómo sucedió si siempre nos cuidamos, si fui muy claro con ella en esa parte “Cero compromisos, cero responsabilidades, vamos a disfrutar el momento”. Me falló. ¡Vamos, vamos! ¡Que no panda el cúnico, diría el Chapulín Colorado, jaja! Cómo no me quedé chavito y así me hubiera evitado estas broncas: tener que soplarme el ajuste al presupuesto y ESTA situación con La Peque. “¿Y qué quieres hacer TÚ?...” le dije con aparente serenidad cuando ya ni las piernas sentía. “No sé… no sé qué quiero hacer… mis papás se van a sentir defraudados y yo no sé si pueda hacerme cargo del bebé sola”. ¡Ándale, pues! Eso de ‘sola’ lo sentí como un grillete en el pie, ¿Cómo se le podía ocurrir decirme eso a mí, un alma aventurera y libre? Mala táctica, niña.

“¿Y lo sabe alguien más?”, era la pregunta más que obligada aunque temida. Conociendo a las mujeres, era muy seguro que ya alguien hubiera visto algo raro en ella. ¡Claro! Ahora recuerdo: aquel día que fuimos a comer al fast-food de la plaza que está aquí a lado, tuvo unas nauseas que nos arruinaron el sushi de camarón que tanto le gusta. No dudo que ya le hubiera ocurrido algo similar enfrente de sus compañeras… sus compañeras. Las temidas “arañas” del área. ¡Me lleva la chingada! Si esas viejas se enteran, otra vez estaría en boca de media empresa. Todavía puedo recordar la cara a la George Washington en un billete de a dólar que tuve que hacer cuando rumoraban que el bebé que esperaba Sofía era mío: “Segurito el bebé de la Lic. Roldán es del Ing. Galicia, ¡ella se le ofrecía cañón!”. Y no estaban tan erradas, ella solita llegó a mí y ¿Pues quién era yo para perdonársela? ¡Jajaja! (Ándale wey, síguete riendo, pellízcate y verás que esto no es una pesadilla sino tu dura realidad). “No, eres el primero que lo sabe...” y así debía seguir reina, pensé. “¿Qué vamos a hacer?”. ¡Madres! La pregunta obligada… no supe que responder y no podía decirle que no estaba seguro de que ese bebé fuera mío. La Peque está mona, aunque la envidiosa de Nora diga que es igualita a Golum, el mono ese que sale en la película de El Señor de los Anillos, ¡jajaja! Y la verdad no está tan errada: tiene una ‘belleza diferente’ mi chiquilla, aunque ese cuerpecito está como hecho a mano, claro que sí. Por eso mismo tiene a varios tras sus huesos, dos que tres veces la he visto llegar con el chavito del archivo, o comiendo con el baboso ese de Contabilidad que me trae asoleado con las comprobaciones de mi American Express Corporativa (por cierto... ¿Dónde quedo la nota de la comida de ayer con los asesores gringos? ¿Si la pedí? ¡Me lleva!) Si siempre he dicho que las mujeres son más cuscas que los hombres: ellas tienen a sus pies a cuanto wey se les ocurra y con sólo un guiñito de ojo ¡cae uno redondito! En cambio nosotros tenemos que hacer labor con la dueña de nuestros suspiros: que la palabra bonita, que las flores, que la cena en el restaurante de moda, etc. etc. Puros gastos y luego para que salgan con que “no puedo porque estoy en mis días”, ¡Utaaaaa! “a echarse la mano”, ¡jajaja!.

La Peque siempre me juró “fidelidad”. Yo sólo confío en la fidelidad de los perros y como no tengo, pues no creo que exista. Pero no, no me puede hacer esto, siempre fui claro: “cero compromisos”, así que entonces ¿dónde quedó su juramento de fidelidad cuando traicionó el acuerdo que teníamos? Para que siga confiando en las viejas, me cae.

¿Qué debía hacer, qué podía decirle sin sonar más falso que los reportes de crecimiento que presenta Martínez en las juntas de Comité? Sólo atiné a tomarla de las manos, esas manos tan pequeñitas que tantas caricias me habían prodigado estando a solas. “Tranquilízate, tenemos que platicar este asunto y juntos encontrar la mejor manera de resolverlo. Tengo una junta a las 5 p.m. pero saliendo nos vamos juntos a tomar un café ¿te parece?” (¡Soy un fregón! Por eso todos envidian mi “capacidad de negociación”) La Peque me vio con mirada de cordero a medio morir cuando encuentra unos brazos salvadores “Te espero entonces. Te amo”. ¡No hagas eso, niña! Eso no fue amor, fue pura calentura.

Ahora sí mi brillante ingeniero ¡bien que la supiste armar! Te has hecho en un día, un solo día, de TRES, tres piches broncotas: el recorte de presupuesto, una casi niña que quesque te ama y dice que la embarazaste y la MÁS complicada de todas y de la que va a depender desde este momento tu vida: Recuerda aquella ocasión, cuando tu esposa te cachó la última vez y tuviste que detenerla en la puerta de tu casa con tu hijo en su brazo y la maleta en la otra mano, vuelta una furia cuando se enteró que salías con La Peque y todo porque tú, estúpido de verás, te apendejaste y en lugar de apagar el pinche celular al terminar de hablar con ella para decirle que “te quedarías hasta tarde en la oficina porque tenías que enviar la información mensual a Nueva York” le oprimiste la tecla del ‘speaker’ y tu mujercita santa se chutó toooooooooooda tu conversación hot en el auto con la niña de camino a un lugar de “cinco letras”. Recuerda que le juraste y le perjuraste que te ganó el cuerpo, que ella ha sido, es y será la dueña de tu vida, que no sabías qué te había sucedido y no se cuanta pendejada más le lloriqueaste y hasta te le hincaste para que no te abandonara... ¿Qué te dijo wey? Recuérdalo porque te lo anda cumpliendo: “Si me vuelvo a enterar de una más de tus andanzas… ¡¡¡Te la corto!!! Tú sabes que te lo cumplo y no me importa irme a la cárcel, pero yo
¡¡TE LA CORTO!!”.

¡En la madre! ¿Y en dónde voy a conseguir otra? ¡¡Tan buena que me ha salido ésta!! ¡¡¡Jajajajaja!!! No cambias cabrón, ¡¡¡NO CAMBIAS!!!.

4 comentarios:

El ciudadano de a pie(s) dijo...

Luna:
Me gutó mucho. Cuando empecé a leer dije, este es un cabrón, pero despues me acordé que los hombres hacíamos mujeres y mujeres a hombres en este ejercicio y me lo creí todito. Felicidades

El Ciudadano de a pies

ICARION dijo...

Hola Luna

Concuerdo con el ciudadano de a pies, de verdad que te metiste a la cabeza de un tipo para escribirlo.. por lo demas me gusto mucho el modo de narrarlo( y el titulo) aunque que no se sale mucho de la idea inmediata que le viene a uno en la mente cuando se habla del tema Embarazo no deseado, me encantaron los monologos que se chuto el tipo!!

saludos!!

Anónimo dijo...

me parecio falto de imaginacion y retorica y lirica y todo lo demas. bastante comun. desagradable.

Anónimo dijo...

es un historia muy divertida, aunque creo falta creatividad en la retorica.
es mi humilde opinion.