viernes, septiembre 28, 2007

/Coup de Foudre/

- Tú sabes que yo no creo en esas cosas- dijo él mientras se abotonaba la camisa. – Esas son tonterías y no voy a cambiar de opinión por lo que una vieja bruja sea capaz de decirme.
- Pero esta es diferente, yo la conozco y siempre acierta en todo.- le respondí. Recosté nuevamente mi cabeza en la almohada y cerré mis ojos, jale la sabana y cubrí mi cuerpo desnudo, la áspera sensación que se produjo en mi piel se diluyo cuando sentí el calor que había dejado el cuerpo de Oscar al lado mió.

- ¿Pero que haces?, ¿es que piensas dormir aquí?.- Casi gritó él.

Me incorpore mientras abría los ojos, me detuve un momento a observarlo detenidamente, el me miraba desde el umbral de la puerta, se había vestido ya con ese sweater rojo que tanto me gustaba, incluso se había atiborrado el cabello con gel. Un sentimiento agridulce me invadió, se veía tan inocente, sosteniendo su chamarra enrollada en la mano y a pesar de su mueca de enfado su mirada era tan transparente y expresiva como la primera vez que lo vi. Casi podría arrepentirme de lo que iba a hacer, estuve a punto de decirle que se marchara y que me dejara ahí, pero no lo hice.

- Espera, vamonos juntos, no me dejes aquí – le dije con la voz más melosa que pude y me levanté.
Me vestí con tranquilidad y sin cuidar de que me viera, la verdad es que me apenaba un poco mi incipiente panza, pero aun así sabía lo mucho que le gustaba mi cuerpo y confiaba en despertar nuevamente su apetito, para de ser posible pasar toda la noche con él. Todo resto de compasión que pudiera guardar en mi se desvaneció cuando al mirarlo descubrí en sus ojos hastío en lugar del deseo que esperaba ver.

Terminé de vestirme con prisa y enojo.

Al cerrar la puerta de la habitación del hotel lo último que alcancé a ver fue un florero ajado y mugroso sobre el buró, con una rosa marchita colgando como si estuviera diciéndome adiós.

El camino a mi casa fue largo y tedioso, ninguno de los dos dijo uno sola palabra, el se contento con presionar a fondo el acelerador y concentrarse en la carretera, yo, no dejaba de mirarlo.

- ¿Te gustaría enterarte algún día que un hijo tuyo anda por ahí, vagando por las calles? – le dije cuando se aparco justo fuera de la unidad en donde vivía yo.
- No te creo Sandra, ¿como podría después de…? – Su ojos reflejaron un recuerdo doloroso, pero se recobró enseguida y dijo:
- ¿Qué ganas con esto?, ¿Por qué me atormentas ahora que he empezado a rehacer mi vida?, Sandra, me engañaste, te acostaste con otro tipo, con un tipo casado, en mis narices, ¿Cómo puedes decirme ahora, después de de dos meses, que esperas un hijo mío?, ¿Cómo quieres que te crea?, dime, ¿Cómo pretendes que te crea que el hijo que esperas es mío?
- Yo se que no vas a perdonármelo nunca, pero esto que te digo es cierto, es tu hijo, nuestro hijo.- Le respondí

El permaneció en silencio un buen rato, pero yo podía ver la duda que lo inundaba.
- Mira, hagamos un trato- le dije en el tono mas conciliador que pude – Vamos con esta… señora, yo me atendré a lo que ella diga, si ella nos dice que el hijo no es tuyo no volverás a saber de mí en toda tu vida, prometo no volver a buscarte jamás, no tendrás ningún remordimiento de conciencia y podrás continuar tu vida como hasta ahora, y si dice que si lo es, no te pido nada para mi, yo se que ya no me amas, que te he lastimado demasiado, pero al menos podrás reconocer a tu hijo y darle tu apellido, ¿Podrías ser feliz sabiendo que es posible que un hijo tuyo vague por la vida sin nombre, sin padre?-

El se quedo callado un buen rato, aunque por su actitud yo ya sabía la respuesta.

- Esta bien, vamos con esa señora, yo estoy seguro de que ese hijo que esperas no es mío, pero si esto va servir para que me dejes en paz de una buena vez, pues vamos, mañana pasare por ti a las 6 de la mañana – me dijo.

Al llegar a mi habitación, tome el teléfono he hice una llamada.
- ¿si? – una voz somnolienta me respondió del otro lado de la línea.
- ¿Roque?, soy Sandra, esta todo listo, mañana es el día
- Ok.

Colgué y aunque no tenía sueño me tendí en la cama, el día siguiente pintaba para ser muy largo.

En la mañana Oscar pasó por mí cuando aun no había amanecido, pronto dejamos la ciudad atrás. Seguimos una autopista por algunos minutos, y después le di indicaciones para que siguiera un camino de terracería, que a veces se introducía entre maizales y arbustos y a veces se reducía hasta casi desaparecer.

El sol se asomaba entre las lomas y el calor en la sierra era ya insoportable cuando llegamos al pie de un cerrito escarpado y sin mucha vegetación, le pedí a Oscar que se detuviera.

- ¿Es aquí? – me habló por primera vez en todo el trayecto
- Si - le dije yo, señalando hacia arriba – hay que subir ese cerro, el lugar es justo en la cima, tras esos arbustos.
- No parece un lugar muy concurrido
- No lo es, la señora fue famosa por sus poderes hace mucho tiempo, pero ahora ya casi no recibe clientes, esto es un favor especial.

Oscar se encogió de hombros y comenzó a subir entre las piedras y zarzas del pequeño cerro, yo iba detrás de él con bastante esfuerzo, pero el ni se preocupo por ayudarme a subir, ni siquiera me ayudo a levantarme cuando tropecé con una piedra y me rasguñe el brazo con las espinas de un zarzal, a pesar de la rabia que me embargaba, me mantuve serena, si despertaba sus sospechas podía echar todo a perder, y no podía en ese momento, en ese momento que tenia tan cerca mi objetivo.

Era una pequeña casa de adobe, cubierta con una gruesa capa de polvo, le faltaban bastantes bloques, y el techo era de lámina, pero con tantos agujeros que parecía que iba a desmoronarse de un momento a otro.

Ignore los reproches de Oscar, sobre el estado de la casa y toque a la puerta, pasaron varios minutos sin que nada sucediera, y cuando Oscar empezaba ya a bajar de nuevo, la puerta, que era de una madera ya podrida, se abrió y apareció una señora de edad avanzada, al menos 60 años, aunque podrían ser más, yo solo había hablado por teléfono con ella y nunca me la había imaginado así, su rostro era tan moreno que las arrugas se confundían entre su piel.

El lugar era mas lúgubre de lo que pude haber pensado, se dividían en dos cuartos muy pequeños, donde yo apenas podía andar de pie, Oscar tuvo que entrar prácticamente inclinado. La señora que nos guiaba se sentó sobre el suelo y extendió frente a sus rodillas un petate viejo y descolorido. De una de las bolsas de su vestido extrajo lo que parecían ser unas semillas de color café oscuro y también algunas verdes. Con un ademán invito a Oscar a que se sentase del otro lado del petate. Oscar me miro con una mueca de asco y odio inmenso, pero con un suspiro hizo lo que la señora le pedía. Ella entonó un canto extraño en una lengua que ni Oscar ni yo conocíamos, al terminar arrojo las semillas sobre el petate y las miro fijamente acercando la cara hasta casi tocar las semillas con la nariz mientras hacia exclamaciones que parecían ser de asombro, Oscar, casi por instinto se inclinó también sobre el petate. Yo sabía lo que vendría a continuación, así que me aleje lo más que pude de la escena hasta que sentí la pared a mis espaldas.

La señora metió la mano a otra bolsa de su vestido sin que Oscar lo notara, extrajo el puño cerrado que se acerco a la boca, Oscar seguía viendo las semillas sin percatarse de nada. Sucedió en menos de un segundo. La señora abrió su mano y en el mismo instante soplo con todas las fuerzas que sus viejos pulmones debían de proporcionarle, un polvo grisáceo se esparció e inundo la cara de Oscar, el no pudo evitar inhalar la mayor parte del polvo, tan certera había sido la acción de la anciana. Tosiendo se levantó, se llevo las manos a la garganta y en unos cuantos minutos ya estaba bocabajo en el suelo.

La anciana me ayudo a llevarlo a la orilla del cerro y desde ahí lo tiramos en dirección a su auto, rodó por entre la vegetación y las piedras, después pude comprobar que recibió muchos golpes y arañazos, pero estoy segura, ninguno que lo lastimara demasiado.
Me dio una bolsa pequeña de papel y dijo
- Esto es lo que resta del hechizo, ya te explique como debes de hacerlo, no debes de dejar pasar más de tres noches, no me interesa si lo haces o como lo hagas, hasta aquí llega mi trabajo.

Tome el celular y marque un número.
-¿Si?
- Roque, soy Sandra, puedes pasar por mi, ya esta hecho, ahora solo hay que esperar.


Por la noche llame a Rosa, la hermana de Oscar, después de todo siempre me había llevado bien con ella y aun éramos amigas, recibí con sorpresa la noticia de su muerte, fingí sollozar cuando me contó que una llamada anónima había guiado a la policía hacia su cadáver, deje escapar exclamaciones de asombro cuando me contó acerca del lugar donde lo encontraron, nadie sabia por que había salido tan temprano de casa y menos aun que podría haber estado haciendo en el medio de la sierra. Después de una larga platica y de expresarle mis condolencias, obtuve la información que quería, el entierro seria al día siguiente por la tarde en la cripta de la familia, iba a ser velado toda la noche, no habría autopsia la causa de la muerte eran claramente los golpes recibidos de una caída, no pude haber pedido mas facilidades.

Me presente en su casa poco después del amanecer, la excitación no me dejo dormir en toda la noche, a pesar de los cansada que me encontraba. Su familia me recibió con frialdad, todos, menos Rosa, me guardaban rencor por lo que había hecho. ¡Que podían saber ellos!, lo había arreglado todo, lo iba a hacer feliz, y el me haría feliz a mí, seriamos una familia. A ellos realmente nunca les importo su felicidad, y por eso me iba a asegurar de que no volvieran a verlo jamás.

Después de platicar con una inconsolable Rosa, me di una vuelta por el féretro, parecía verdaderamente muerto, su ojo izquierdo estaba amoratado, su piel pálida y cenicienta, a mis espaldas escuchaba los sollozos y lamentos de su familia.

Llevaba la bolsa de papel conmigo y estuve tentada a hacerlo ahí mismo, me divertía imaginando el alboroto que causaría en todos el verlo levantarse del ataúd. Pero no lo hice, me consolé con la idea de que la noche siguiente seria todo para mí.

Me uní a Rosa en un auto que nos llevó al lugar del entierro, o al menos eso creía yo.

Nos detuvimos en unos crematorios en el centro de la ciudad

-¿Qué hacemos aquí?, pensé que lo iban a enterrar en la cripta de la familia – le pregunte a Rosa.
- Hubo cambio de planes, resulta que mi madre recordó una plática con Oscar donde este le comento que le hubiera gustado que al morir, esparcieran sus cenizas en el mar, y mi madre se ha empeñado en cumplir este deseo de mi hermano.
- No puede ser, no pueden quemarlo, así no funcionara, están locos, eso es una salvajada.- Sentí que la tierra se hundía bajo mis pies, una desesperación enorme, pero no fue sino hasta que vi. el ataúd frente al horno crematorio que me di cuenta del horror de la situación. Grite, pataleé, arañe a gente que nunca había visto, algunas personas me golpearon, hasta que finalmente una señora gorda me abrazo hasta casi asfixiarme y me quede quieta exhausta. Justo en ese momento todos se estremecieron al escuchar dentro del horno un alarido de extremo dolor, que si bien fue breve, nos dejo, incluyéndome, con los pelos de punta.

La hechicera me había dicho que el coup de foudre dejaría a Oscar como muerto privándolo de sus sentidos, que no seria capaz de sentir nada en absoluto y que sin embargo estaría consciente de todo lo que pasaría, hasta que yo le diera el antídoto que lo devolvería a la vida y lo dejaría como esclavo mió. Creo que después de todo el grito que todos escuchamos en el horno comprueba que la hechicera estaba equivocada.

Fin

5 comentarios:

Luna Etérea dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luna Etérea dijo...

Déjame me pongo de pie... ¡¡ME FASCINÓ!!
Tu narrativa, imaginación y detalle son increíbles.
Sólo podrías afinar el detalle de dejar en SUSPENSO la posibilidad de que 'regrese a la vida' porque lo dejas entrever y ya no causa un impacto brutal, aunque si me puso la piel 'chinita'.
Y usted dispensará, pero soy MUUUUY fijada el la ortografía (¡perdón!): hay unas correcciones quehacer por ahí.
¡FELICIDADES! Si ¡"te la compro"!

ICARION dijo...

Wow!!
muchas gracias por tus comentarios!!

la verdad que la hice medio rápido... pero si, el maestro también me dijo que le hiciera algunas correcciones!!
aaayy es que eso de la ortografía como que me abruma....
y creo que tienes razón en el detalle del suspenso...

gracias...

El Ciudadano de a Pies dijo...

Icarion:
Que gran Texto. Me encantó y no me lo esperaba. Eres un Cabrón. Lo disfrute muchisimo y me fuiste envolviendo. Creo que de eso se trata el escribir, que la ideas sean originales. Muy buena historia

Anónimo dijo...

me gusto mucho tu historia, me gustaria que tuviera mas color, pero es muy bueno.