viernes, septiembre 21, 2007

El Primer Recuerdo de una Manzana





Dicen que al final de la vida, justo cuando uno ya sabe que va a morir vienen a la mente nuestros primeros recuerdos. Cuando estamos al borde de la muerte, nuestra temperatura corporal cambia, la textura de la piel se modifica y hay una especie de sudor en las manos que no se parece a ningún otro. Para el que va a morir el tiempo cambia su métrica y su velocidad. Esto lo sé porque me lo han contado personas que hay presenciado la agonía de sus seres queridos. También lo sé porque así me siento hoy.

Todo es silencio a mi alrededor y lo único que oigo es un pitar que se interrumpe y vuelve, constante, suave y muy cercano. Monótono. Hay poca luz y tengo un tubo en la nariz. No puedo hablar aunque quiero. Junto de mí hay una mujer sentada en silencio leyendo un libro. No me mira y aunque la llamo con la mirada, no me contesta. Junto a ella veo una mesa que tiene una tele y encima hay una canasta con algunas manzanas grandes y muy rojas.

Oigo las voces de los niños de pantalones cortos que juegan en el jardín. Es un día con mucho sol. Veo el papel de color morado que envuelven a las manzanas por la mitad y están puestas en una caja muy bien acomodadas. Todo era muy rústico en el empaque. El papel que usaban para envolverlas era único, o al menos eso me parecía, pues yo nunca había visto ese tipo de papel ni de ese color en otra cosa y para un fin diferente que para envolver las manzanas.

José nos visitaba los sábados en casa de la abuela y llevaba unas cajas con esos papeles morados que contenían las manzanas. Había sido empleado de la abuela y ahora que tenía casi su misma edad, se había retirado. Más bien era un amigo, una gente de confianza y la abuela lo respetaba mucho y parecía que le tenía bastante aprecio. José llevaba estas cajas de vez en cuando y aunque recuerdo que no era muy seguido tampoco me parecía que fuera cada nunca. Pero era como una tradición y el tomar una manzana de la caja era un privilegio para nosotros, pues no todos en la familia tenían acceso a ellas. Llegaba y los nietos que estuviéramos en la casa corríamos a saludarlo porque sabíamos que nos regalaría una de esas maravillosas manzanas. Él, caminando lento, muy sonriente sacaba una manzana para cada uno y nos la daba con su papel morado. No tenían la forma tan perfecta ni tan redonda y aunque el sabor no lo recuerdo, no me parece que fuera algo extraordinario. En realidad eso no importaba tanto. Lo que importaba era que pudiera tener una de esas manzanas que llevaba José, porque eran únicas. Que nos las diera y que no fueran todos mis primos los afortunados en recibir una. ¿Dónde las compraría?

José no viene más. Apenas me di cuenta. Ya no hay manzanas ni cajas, ni papel morado.

¿Y José? Pregunté un día en el coche con mis padres. Los adultos no contestaron. Había un gran silencio incómodo. Yo me quedé mirando sus cabezas, su nuca. ¿Y José, el de las manzanas?, volví a preguntar. No hubo respuesta. Ni un movimiento. Nada. Sólo silencio, un silencio como el que hay ahora en este momento, en esta habitación en donde sólo se oye el pitar constante y monótono y cercano. Ahora nada. Sólo silencio.

6 comentarios:

Luna Etérea dijo...

Me pudo encantar tu forma de narrar con lujo de detalle. Pero me faltó algo que me 'enganchara' con el relato. Creo que da para más tu escrito!

ICARION dijo...

Tienes verdadero talento para narrar me parece... Me gusto la forma de remembranza y el hecho de que el protagonista estuviera pronto a morir...

Muy bueno

Luna Etérea dijo...

Ciudadano: DANOS MÁS DE TU PLUMA, por favoooooooooor!!!

El Ciudadano de a Pies dijo...

gracias Icarion y Luna. Ustedes si que han estado apolicadismiso.
Voy a subir algo mas.
Saludos

Anónimo dijo...

quiero mas, mas palabras, mas, mas, mas.

Anónimo dijo...

BRAVO querido amigo... el cuento me recuerda un poco a la pelicula "El Llanto de la Mariposa" en donde el enfermo es prisionero de su propio cuerpo... y es cuando dice algo parecido a: Lo que nunca me podran quitar es mi imaginación ... donde justo este cuento puede ser parte del guión.

Un abrazo CCHI